Cuando nos preguntan datos para realizar un contrato de seguros para nuestra vivienda,
nuestro hogar, la mayor parte de las preguntas las respondemos porque ya
hemos tomado la decisión de asegurarla. Pero no acertamos a adivinar el porqué
de algunas preguntas.
Y casi todas tienen importancia. En especial,
una que suele pasar desapercibida: el tipo de vivienda.
El común de los mortales identificamos dos
tipos de viviendas: los chalets y los pisos. Pero las aseguradoras tecnifican
algo más esta clasificación. Su clasificación es más o menos la siguiente:
Chalets
Individuales:
las paredes de uno no se tocan con el de al lado. Las propiedades están
separadas por algún tipo de muro, cerca o similar que las separa. Estos suelen tener una consideración más
lesiva para el bolsillo. Son viviendas más caras de asegurar.
Viviendas
individuales pareadas o adosadas: también nos referimos a ellas como chalets o chalecitos. Pero las
aseguradoras no las considera igual que los chalets individuales. El coste es
algo menos lesivo para el bolsillo. Si pudiéramos comparar dos pólizas
idénticas en todo, una de un chalet individual y otra de uno pareado,
encontraríamos que la del pareado tiene un coste inferior a la del individual.
Planta baja: aunque se encuentre dentro de
un edificio de varias plantas de altura y sea igual que un piso, las
aseguradoras consideran distinto una vivienda sitiada en la planta baja que la
situada encima de esta, en la planta primera. Igual que en el caso de los chalets, si
pudiéramos comparar dos pólizas idénticas, una de una planta baja y otra de la
del piso situado justo encima de ésta, veríamos que la póliza de la vivienda
situada en planta baja tiene un coste algo superior a la de la primera planta.
Ultimo piso de un
edificio o ático:
Igual que las plantas bajas. Sin diferencia apreciable entre un tercero y un
cuarto, si el cuarto es último piso, la póliza de esta vivienda será superior a
la del tercero.
Piso en alto: lo que nos queda que no es
algo situado en alguna de las clasificaciones anteriores.
Hay más clasificaciones. Pero estas ya
dependen de cada aseguradora. Algunas discriminan en función del número de
habitantes de la población en la que se encuentre la vivienda. Otras además,
del uso que tengan (habitual, de vacaciones, alquiler, etc.) También pueden
tener en cuenta las calidades, materiales de construcción bastantes cosas más.
Desde hace pocos años, incluso recomiendan,
de acuerdo con los metros cuadrados de la vivienda, cuanto se debe de asegurar.
Y desde hace menos, hasta se pueden encontrar ofertas en el que hay un precio
cerrado, asegures lo que asegures.
Pero estas últimas prácticas funcionan si
nunca tienes que hacer una reclamación. Porque es entonces, cuando necesitas
usar la póliza por algún percance, cuando descubres que aunque todas son
pólizas de seguros, no todas son iguales ni surten el mismo efecto.
Siempre es mejor recurrir a profesionales que puedan ofrecerte
un abanico de posibilidades. Seguro que te contaran más cosas que si solo
respondes un formulario con cruces o con sies y noes.
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